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El Mercado no te salva: Milei y la peor epidemia de dengue de la historia

El país vive en estos días la peor epidemia de dengue de su historia.

Los números son alarmantes, incluso a pesar del alto nivel de subregistro.

Esta semana se informaron 230 mil casos y una cantidad de decesos que, en cuatro meses, prácticamente triplican los de todo el año 2023.

A esta altura, tenemos que hablar de una catástrofe sanitaria.

Falta reactivo para realizar los testeos.

Las guardias del sistema público y privado están colapsadas.

Hay desabastecimiento de repelente desde hace varias semanas. Y no sólo en aerosol, también de espirales y tabletas.

Por otra parte, los pocos productos que hay en stock se venden a precios abusivos.

Un repelente en Mercado Libre, vía importación, llegó a costar $92.000 pesos. Eso quiere decir que dos latas de aerosol, a ese precio, superan la jubilación mínima de $173.000 pesos.

La desidia es total y premeditada. Y la mejor aliada del mosquito.

Javier Milei, sin embargo, demostró la última semana que es capaz de reaccionar bastante rápido cuando algo le importa: no perdió ni un segundo en reunirse con la General Laura J. Richardson en Tierra del Fuego, para entregarle el país en bandeja.

Una velocidad que no tiene para atender la peor epidemia de dengue que haya vivido nuestro país.

La ayuda humanitaria, en cambio, vino de un país que él tilda de comunista y a su presidente, de ignorante. Hablamos de México, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza. Cáritas hará llegar desde ahí una donación de 22 mil repelentes para mosquitos.

Mientras tanto, en todo este tiempo, el gobierno no hizo campañas publicitarias para eliminar las larvas con el descacharreo. Tampoco fumigó masivamente para reducir la presencia del mosquito, ni garantizó al abastecimiento de repelente para evitar las picaduras. El colmo de todo, no obstante, fue que afirmó que la vacunación es innecesaria.

Estamos ante un gobierno que no aparece, salvo para desinformar.

«Qdenga» es la única vacuna aprobada por la ANMAT hasta ahora. Reduce en un 84% las hospitalizaciones por dengue, requiere dos dosis y brinda inmunidad a partir de los 20 días de la segunda dosis, que debe aplicarse 3 meses después de la primera.

Este dato de tiempo que utilizaron para desprestigiarla es en realidad donde radica su importancia.

El dengue presenta dos variantes: el dengue clásico o fiebre del dengue, su forma menos virulenta, y la fiebre hemorrágica o dengue grave, su versión más mortífera, con un alto índice de letalidad. Pero esta segunda variante sólo la desarrollan quienes sean picados e infectados por segunda vez, con un serotipo distinto al de la primera vez. Recordemos que existen cuatro serotipos del virus y que los mosquitos pueden ser portadores de cualquiera de estos.

Siguiendo este razonamiento, quienes se hayan infectado durante esta ola de dengue corren peligro de desarrollar dengue grave si son picados por un mosquito que porte otro de los cuatro serotipos infecciosos del virus.

Esta masa de personas estaría a salvo de la próxima invasión de mosquitos, si se vacunara ahora. Pero eso no está en los planes del gobierno.

Debemos resaltar que una nueva oleada de dengue es inevitable, dentro de seis a ocho meses, dado que el cambio climático está aumentando la temperatura de la región y la frontera subtropical, clima propicio para el mosquito, se está extendiendo cada vez más al sur.

Esta epidemia de dengue deja varias conclusiones.

La primera es que si el gobierno de Javier Milei continúa sin tomar medidas, las sucesivas oleadas de dengue podrían superar holgadamente a la actual y superarse entre sí, disparando exponencialmente la mortalidad en los próximos años.

La segunda es que el mercado no te salva. El sector privado no puede reemplazar el rol del Estado, sobre todo en contextos de crisis sanitarias. Las sociedades de clases, como la nuestra, ponen el lucro por delante de las necesidades de la gente. Lo insólito es el sadismo del gobierno actual. La gente se muere y los libertarios lo festejan.

Sin campañas de descacharreo, fumigación masiva, abastecimiento de repelentes ni vacunas, la desidia del gobierno es el mejor aliado del mosquito.