Javier Milei dijo que era especialista en crecimiento, con y sin dinero, pero su primer semestre cerró con todos los números en rojo.
Argentina es el único país de Sudamérica que se encuentra en recesión. En enero de este año, el FMI estimaba que la contracción de la economía sería del 2,8%. Pero debió revisar sus cálculos y ahora la proyección para 2024 es de una caída del 3,5%. Esto es el doble que la recesión experimentada en el último año de Alberto Fernández, un 1,6%. No obstante, el número final podría ser incluso mayor.
Sucede que todas las variables apuntan hacia una profundización del derrumbe económico. Principalmente, por la destrucción del mercado interno.
El consumo per capita de carne es el más bajo de los últimos 110 años. De acuerdo con la Bolsa de Comercio de Rosario, se espera que un consumo de carne vacuna sea de 45 kg, cuando el promedio histórico es de 73 kg.
La leche, por su parte, registró una caída del 20% en su consumo sólo en el primer trimestre, según el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino.
Y en el caso del pan, lo último que se recorta, el desplome alcanza al 45% del consumo per capita, que es la cifra relevada por el Centro de Panaderos de Merlo.
Si vamos al poder adquisitivo, tomando de referencia el salario mínimo, vemos que sufrió una caída del 34,1%, dato informado por CIFRA. La pérdida del poder de compra es todavía mayor si se lo compara con períodos más largos y sólo en el rubro alimentos. Hablamos de una caída del 51,7% respecto de 2019 y 63% si lo comparamos con 2015.
Pero el cuestionable esfuerzo que se le está pidiendo a la gente en nombre de sacar el país adelante no se refleja tampoco en el sector productivo. En mayo, la actividad cayó fuerte. Una contracción interanual del 14,8% para la industria y un 32,6% para la construcción, de acuerdo con el IPI. En el sector automotriz, uno de los que más valor agregado genera, el derrumbe fue casi del 20%. En la construcción, los sanitarios cayeron un 60% y los hierros y aceros, casi un 50%.
En lo que va del año, el país perdió 127 mil puestos de trabajo formales en el sector privado. Eso es cinco veces más que la cantidad de empleos públicos que Milei declaró haber eliminado hasta junio y un 50% superior a su objetivo final de llevar el recorte en el Estado hasta los 75 mil despidos. Es decir que, por cada empleo público eliminado, destruyó cinco empleos privados.
¿Pero lo peor ya pasó? ¿Se viene la reactivación en «V» como habían prometido? Nada de eso.
Justo cuando la inflación interanual comenzaba a desacelerarse, el gobierno empieza a verse obligado a devaluar el peso. Desde el FMI hasta el campo le están pidiendo una devaluación. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue se ubica en torno al 50%, la mayor distancia desde la asunción de Milei. El valor del dólar paralelo ya cotiza a $1440 pesos y difícilmente baje de ahí. Al mismo tiempo, el riesgo país se ubica sobre los 1.500 puntos y todo indicaría que seguirá subiendo.
Mientras tanto, las reservas del Banco Central cayeron otros $1.600 millones de dólares esta semana, por el pago de vencimientos de deuda, llegando a los mínimos de hace dos meses. Es decir que la compra compulsiva de dólares baratos, que la clase media salió a vender por la crisis, poco sirvieron para robustecer las reservas.
A pesar de la caída de la actividad industrial, que implica una baja en las importaciones de insumos, las reservas actualmente se encuentran en U$ 28.345 millones. Un número ligeramente superior al de julio del año pasado, cuando se ubicaron en US$24.092 millones, pero inferior al de mayo de ese año, con U$33.001 millones.
En paralelo, la base monetaria en pesos registró un récord de emisión de $2.2 billones durante el último mes, lo que supone un aumento acumulado del 100% para el primer semestre del año, comparado con 2023.
Y todo esto, con una inflación acumulada en 5 meses del 71,8%. En mayo de este año, los bienes y servicios fueron, en promedio, un 287,9% más caros que en mayo de 2023. Abril había sido el pico con una inflación acumulada del 321,6%. Pero bien podría no ser el número más alto de este año.
Javier Milei tomó medidas recesivas para bajar la inflación y, sobre la base de un derrumbe del consumo, el número de junio en CABA dio 4,8%. Pero una nueva devaluación implicaría un salto inflacionario en un contexto donde su único baluarte es, justamente, la desaceleración del aumento de precios.
En este contexto, el campo liquidó sólo U$11.024 millones de los U$30.000 millones que se esperan en ingreso de divisas por la cosecha gruesa. Una cifra ligeramente inferior a la del año pasado, U$ 11.031 millones, que ya había sido mala, porque los productores especularon hasta último momento con el dólar soja. Lejos queda la marca de 2022, de U$ 19.144 millones para el primer semestre, casi el doble.
Si Milei quiere que ingresen los dólares de la cosecha, tendrá que devaluar. Lo cual hará que inflación se dispare nuevamente. Pero, si no lo hace, la brecha entre el dólar blue y el oficial continuará ampliándose. Y Argentina habrá pasado por el peor ajuste de su historia sólo para volver al mismo punto en el que se encontraba con Alberto Fernández, aunque con más pobreza y desempleo.
La situación es tan frágil, que el FMI tuvo que rogarle a China que renovara el tramo del SWAP de $5 mil millones de dólares que vencía en junio, para evitar una crisis mayúscula en la que no se descartaba un posible default.
Ahora, con la Ley Bases aprobada y el Pacto de Mayo firmado ayer, 9 julio, Milei está a la espera de un ingreso extraordinario de dólares por el RIGI y la venta de empresas públicas que, tal vez, nunca llegue o no lo haga en la proporción en que el país lo demanda. Por ahora, no hay grandes inversiones a la vista, ni siquiera en materia minera. Y, las que ya existen, dejarán menos divisas en las arcas del Estado.
Un análisis de OCIPEx sugiere que hace 30 años que Argentina posee un régimen minero muy similar al RIGI donde, por ejemplo, el litio es exportado bajo declaración jurada (subfacturación) y prácticamente no paga regalías, apenas un 3% a las provincias. Según este informe, el RIGI no atraerá nuevas inversiones sino que será utilizado para invertir en los proyectos ya existentes y maximizar su rentabilidad, girando las divisas al exterior.
Es decir que, a la caída de la recaudación por la baja del consumo, podría sumarse una caída recaudatoria por las reformas tributarias de la Ley Bases, en materia de grandes inversiones.
Todo esto configura un combo explosivo que sólo deja en claro una cosa: Milei es un improvisado, y aunque hable de recibir el premio Nobel, no sabe nada de economía. La teoría subjetiva del valor y los preceptos de la escuela austríaca no sirven para entender las problemáticas de la economía Argentina y administrar un país de nuestro tamaño. Todas las medidas del gobierno han contribuido a profundizar problemas preexistentes. Y al final del día, el dato lapidario es sólo uno: la pobreza alcanzó bajo Milei al 55% de los argentinos.
No hay crédito ni inversiones, el campo no liquida, el dólar blue se dispara y el FMI tuvo que rogarle a China que renovara el SWAP para evitar un estallido.