Este domingo, el ministro de economía, Sergio Massa, hizo una serie de anuncios en sus redes sociales. Las medidas pretenden ser un paliativo frente a la escalada inflacionaria que provocó la devaluación posterior a las PASO. Sin embargo, se quedan muy cortas, dado que dejan afuera a la mitad de los trabajadores del país.
En la Argentina, prácticamente 1 de cada 2 empleados no se encuentra registrado. Hablamos de trabajadores que realizan una labor de forma habitual, pero cuyos empleadores no pagan contribuciones sociales ni de ningún otro tipo. Y también, de una masa de cuentapropistas cuya situación económica es tan frágil que ni siquiera pagan monotributo.
En 2022, se estimaba que el 80% de los empleos recuperados tras la pandemia eran informales. Y que la cifra bruta de trabajadores «en negro» orillaba las 5.500 millones de personas. Este número es mayor si añadimos a los cuentapropistas fuera del radar y a los trabajadores en relación de dependencia que son registrados como monotributistas. Así que el número final podría acercarse a las 9 millones de personas.
Este univeso de gente, que se encuentra fuera del radar o mal encuadrada, queda excluida de la principal medida de Massa. El ministro anunció una suma fija de $60.000 pesos, a pagar en dos cuotas de $30.000, entre septiembre y octubre, para salarios que no superen los $400.000 pesos. Y, para los monotributistas de categoría A, B, C y D, la exención del pago del componente tributario por seis meses. Lo cual, sin embargo, no representa mucho dinero, teniendo en cuenta que dicho impuesto constituye un porcentaje reducido en los ingresos de los cuentapropistas.
Es decir que tanto los trabajadores informales como los empleados registrados como cuentapropistas se quedan afuera del beneficio que supone el mayor paliativo ante la escalada inflacionaria.
Para la mitad de los trabajadores de este país, la reforma laboral ya está hecha. No existe el acceso a convenios colectivos de trabajo, vacaciones pagas, aguinaldo ni indemnización por despido. Y, por ahora, tampoco a las medidas anunciadas por el gobierno.
Un IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) como el que había sido lanzado durante la pandemia hubiera sido de gran ayuda para este sector. Pero esta cuestión parece haber quedado fuera de agenda.
Si la intención de Sergio Massa es llegar al balotage contra Milei, no va a lograrlo excluyendo a la mitad de los trabajadores de este país. Los argentinos que se encuentran en la informalidad no tienen forma de defenderse de la escalada inflacionaria. Y el gran beneficiario político, en este contexto, no será otro que su principal rival en las elecciones de octubre.
No debe sorprendernos que quienes se encuentran «en negro» voten contra el Estado, si el Estado no pierde oportunidad de demostrarles que no le importan en absoluto. Para este universo de gente, el mercado es lo único que rige sus vidas. No temen por la catástrofe que pueda generar Milei, porque ya viven hoy la catástrofe de un Estado ausente.
Sergio Massa anunció una serie de medidas paliativas ante la escalada inflacionaria, pero dejó afuera a los trabajadores informales.