La «Urna del Pueblo», el simulacro electoral que realiza Crónica TV en distintos barrios, había llegado a la Villa 31. En el piso, como invitada, estaba Natalia Zaracho, la diputada cartonera de Patria Grande. A lo largo de la entrevista, el conductor insitió con una idea. A saber, que en los barrios populares, lejos de primar tendencias como la que encarna Juan Grabois, ganaba Milei. Sin embargo, el desenlace contradijo sus afirmaciones. En la Villa 31, quien resultó más votado fue Gabriel Solano, el candidato a presidente del Partido Obrero, que en agosto competirá en las primarias contra el PTS (Myriam Bregman y Nicolás del Caño).
Gabriel Solano – 27%
Sergio Massa – 23%
Javier Milei – 19%
Jesús Escobar – 11%
Juan Grabois – 8%
Patricia Bullrich – 8%
Horacio R. Larreta – 4%
Al momento del escrutinio, la invitada había cambiado. Ahora era Vanina Biasi, candidata a jefa de gobierno, también por el Partido Obrero. La dirigente no perdió la oportunidad. Explicó que el resultado se debía, en buena medida, al trabajo territorial que el Polo Obrero venía realizando en dicho asentamiento.
En las redes sociales, ironizaban con la famosa urna de Necochea. No obstante, la urna de Crónica sirve como disparador para entender otro fenómeno. Básicamente, por qué habrá internas en el Frente de Izquierda. El armado troskista irá a las PASO dividido en dos listas. Una, la que integra Solano junto a Vilma Ripoll (MST). La otra, una fórmula PTS pura: Myriam Bregman y Nicolás del Caño.
La rivalidad histórica entre ambos espacios radica en la valoración que cada uno tiene sobre el movimiento de desocupados. En pleno 2001, el PTS había argumentado que la masa de argentinos excluidos del mercado laboral no era capaz de organizarse. Y que, como partido, debían centrarse en el proletariado industrial para construir una vanguardia obrera. Sin embargo, el Partido Obrero y el MST tenían otra lectura. Ambos fundaron organizaciones que se dedicaron a abordar específicamente las problemáticas de la desocupación estructural. El Polo Obrero, por un lado y el Movimiento Teresa Vive, por el otro.
En esta línea, el PO y el MST acusan al PTS de ser una construcción mediática, carente de peso territorial. Y exigen para sí un lugar en las listas que sea acorde a su desarrollo partidario. Algo similar a lo que ocurre en Juntos por el Cambio. El PRO tiene los candidatos más visibles y competitivos, pero la UCR posee la estructura territorial.
Sin dudas, Bregman y Del Caño tienen un nivel de conocimiento público mayor al de Solano. Pero la primaria del FIT-U no es la de JxC. El público general, por ahora, no vota masivamente a la izquierda. Lo que quiere decir que la interna se definirá entre los núcleos duros de cada espacio. Y, en este punto, el PO y el MST tienen más militantes orgánicos a los que pueden movilizar a las urnas.
Si el Partido Obrero le gana la interna al PTS, recuperará la iniciativa estratégica dentro del frente. La cual perdió en 2015, cuando Altamira cayó derrotado ante Del Caño, por la diferencia que el mendocino había sacado en su provincia (casi dos dígitos para presidente). Hoy, más desgastado y sin una estructura sólida, el PTS apunta sus últimos cartuchos a la conquista de los votantes desencantados del kirchnerismo. Pero tienen un problema. Unidos por la Patria lleva a Juan Grabois para contener la fuga de votos por izquierda. Y quien quiera quedarse con esos votos en octubre, primero deberá ganar la interna apelando a su propia base electoral, en agosto.
El dirigente del Partido Obrero representa al ala del FIT-U que, a diferencia de Bregman y Del Caño, sí cuenta con desarrollo territorial en barrios populares.