Recientemente, el periodista Juan Manuel Mannarino publicó en el medio de Horacio Verbitsky, El Cohete a la Luna, un informe sobre el vocero presidencial, Manuel Adorni.
De inmediato, la incredulidad dominó a los lectores y al nicho periodístico. Sin embargo, resulta que prácticamente toda la información vertida es fácilmente comprobable y de acceso público para cualquiera que sepa utilizar un buscador.
Tres son las cuestiones más indignantes que pesan sobre Manuel Adorni.
La primera y la más resonante, teniendo en cuenta su discurso contra las políticas sociales, es que al realizar la consulta en el sistema de fechas de cobro de ANSES, su mujer figura como beneficiaria de «AUH-Asignaciones Familiares» en los últimos meses.
Cabe señalar que el sistema de consulta de ANSES no distingue si el beneficio percibido es una Asignación Universal por Hijo o una Asignación Familiar por Hijo, aunque en ninguno de los dos casos se corresponde con el nivel de ingresos que se presume que tiene su grupo familiar.
El primer beneficio, la AUH, está destinado a los grupos poblacionales que cayeron en la desocupación estructural o trabajadores no registrados cuyos ingresos se corresponden con dicho escalafón social. Y también para trabajadores domésticos y monotributistas sociales.
El segundo beneficio, la Asignación Familiar, también conocido como SUAF (Sistema Único de Asignaciones Familiares), se les asigna a aquellos trabajadores que, habiéndose registrado en ANSES, poseen niveles de ingresos inferiores a cierto monto. Este programa es escalonado. Cobran más, quienes menos ingresos registran.
Todo indicaría que el grupo familiar de Adorni percibe este último beneficio. Una ayuda del Estado a la que, además, se puede renunciar en la página de ANSES.
Lo más irrisorio del asunto, sin embargo, es que el propio vocero presidencial se tomó un momento durante la pasada Navidad para calificar de miserables a aquellos que cobran un plan social sin necesitarlo.
Pocas cuestiones son tan miserables como el hecho de cobrar un plan social sin necesitarlo. Esto también es el negocio de la pobreza. Fin.
— Manuel Adorni (@madorni) December 26, 2023
La segunda cuestión, igual de contradictoria con su discurso, fue el juicio laboral que le hizo a Renault SA, Plan Rombo SA y Centro Automotores SA para sacarle más dinero a la concesionaria que lo empleaba.
La maniobra de denunciar a empresas de mayor rango para apretar a una subsidiaria o concesionaria es uno de los trucos más viejos del manual para conseguir una mayor tajada en los juicios laborales.
Por menos que eso, el vocero presidencial tilda de «industria del juicio» a cualquier trabajador que reclame por sus derechos.
Apoyando la industria del juicio laboral. pic.twitter.com/Xnj847YkPX
— Manuel Adorni (@madorni) November 25, 2020
Y el tercer dato llamativo es la empresa fantasma que posee con su mujer. Una SRL (Sociedad de Responsabilidad Limitada), con CUIT inactivo, que no factura y cuya actividad nadie conoce. Sin embargo, este tipo de firmas son utilizadas habitualmente para lavar dinero o evadir impuestos.
Adorni, el mentado twittero devenido en vocero presidencial, practica lo contrario a lo que pregona.
Y, mientras el consumo en el país se hunde y los activos tecnológicos son puestos en remate con la aprobación en general de la Ley Ómnibus, él saca tajada del Estado en detrimento de los argentinos de trabajo. Algo que, al parecer, hizo siempre.
Su mujer registra en ANSES la adjudicación de Asignaciones Familiares. Pero, además, es noticia por un juicio laboral extorsivo y una sociedad fantasma.